Pluto Nash. (2002) Presupuesto de 100 millones de dolares y recaudación de 5 millones.
Eddie Murphy protagonizo esta película en un momento álgido de su carrera. Sus sketches televisivos eran excelentes y en directo podía hacer carcajear a toda la audiencia de un gran teatro sin perder el estilo ni por un momento. Desgraciadamente, descubrió el dinero de Hollywood y comenzó a rodar películas progresivamente más insustanciales, aunque bastante exitosas. Ese Eddie Murphy descafeinado es el que casi todo el mundo conoce: comedias domingueras de las que se alquilan en el videoclub como último recurso cuando el aburrimiento está acabando con nosotros. Pues bien, un buen día y convencido de su infalibilidad en taquilla se embarcó en una comedia de ciencia ficción que requería un enorme presupuesto: The adventures of Pluto Nash. En vez de optar por una comedia barata, los productores se gastaron la friolera de 100 millones de dólares (por lo menos) en un largometraje que no recuperó casi nada en taquilla. De hecho, se recaudaron ¡varios millones menos de lo que había costado la campaña de marketing por sí sola! La crítica no fue demasiado piadosa con este engendro, y las salas vacías constituyeron una severa cura de humildad para Murphy, aunque hay que admitir que se lo tomó con bastante humor.
Gigli. (2003) Presupuesto de 65 millones de dolares y recaudación de tan solo 6 millones.
El romance entre Jennifer López y Ben Affleck era material predilecto de la prensa rosa cuando alguien decidió que podía explotarse el supuesto morbo del público emparejándolos también en la pantalla. Una vieja táctica de Hollywood que ha funcionado de manera desigual a lo largo de su historia, pero que es considerada un buen recurso (de hecho, no era raro que los estudios se inventasen romances entre sus estrellas para añadirle interés a sus estrenos). El film fue publicitado haciendo hincapié en la tensión sexual y química que existía entre ambos… el problema era que esa química, por mucho que se produzca en lo personal, no necesariamente es captada por las cámaras. Y menos todavía si hablamos de dos actores que, la verdad, no harán olvidar a Spencer Tracy y Katherine Hepburn precisamente. Si a ello se añade un guión nefasto y una factura digna de telefilm de sobremesa dominguera, no resulta extraño que casi todo el mundo se tomase la película a broma. Los críticos se ensañaron cruelmente con Gigli y el público se limitó a no acudir a las salas. Lástima, porque se había utilizado un presupuesto absurdamente alto para tratarse de un film sobre relaciones y sin naves espaciales de por medio. El fracaso en taquilla provocó unas pérdidas innecesariamente descomunales. Aquello supuso una auténtica cura de humildad —aunque fuese temporal— para la megamillonaria López y el por entonces insufrible Affleck. En todo caso, el eco de las risas malvadas aún se escucha en Hollywood cada vez que a alguien se le ocurre mencionar esta película.
Campo de Batalla la tierra. Presupuesto de 75 millones de dolares y recaudación de 21 millones.
Película futurista en la que John Travolta encarnaba a un despiadado alienígena y que, además de ser un rotundo fracaso le sirvió para que le acusaran hacer apología de la polémica iglesia de la cienciología.
Travolta, estaba empeñado en adaptar la novela de su líder espiritual y tal vez preocupado por la idea de que Tom Cruise se le adelantare, Travolta no encontraba un estudio que quisiera financiarle el capricho. Finalmente se asoció con la productora Franchise Pictures, que de hecho se dedicaba a ayudar a las estrellas a sacar adelante esos proyectos en los que los grandes estudios no creían. En Franchise consideraban que la fama de Travolta sería un buen reclamo y que merecería la pena invertir en el engendro ,que el actor quería facturar como una superproducción que no reparase en medios. Eso sí, el propio Travolta tuvo que contribuir con varios millones de su bolsillo. El resultado final dejó perplejos a los críticos y los poquisimos espectadores que fueron a verla porque, pese a su abultado presupuesto, parecía un largometraje para un trabajo de escuela secundaria más que una película seria, aunque se asomase por allí el pobre Forest Whitaker. La película era muy mala y su modesta recaudación no podía cubrir el ambicioso presupuesto, así que Travolta vio cómo se vaciaba parte de su caja fuerte y la productora Franchise Pictures inició un proceso que la condujo directamente a la quiebra. Quiebra que llegó no sin que antes sus responsables fuesen demandados por los accionistas porque al parecer habían utilizado la superproducción-capricho de John Travolta para desviar buena parte del presupuesto a sus propios bolsillos, por lo cual también explicaría un par de cosas en cuanto a la factura técnica del film.
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